viernes, 15 de mayo de 2009

pues que siempre no


Pensaba seriamente en vender mi yegua, "la tejana" le pusieron mis hijos por nombre. Esta crisis económica mundial nos trae a raya a muchos y la verdad se batalla para mantener un caballo como este se lo merece. De verdad he visto caballos cuyos propietarios revelan no tener progenitora y caen fielmente en el dicho "jinete gordo caballo flaco" aludiendo a los propietarios que procuran primero su bienestar y se olvidan que el caballo es un ser vivo que requiere de cuidados y esmero si no mejor soltarlos al campo, pero si están en caballeriza, de plano deben contar con todas las atenciones.

Pues si, pensaba venderla o mandarla con bladimir, era una idea almacenada desde el inicio de este año, después de todo, como dijo Juan Rivera Riojas: unos tiene que morir pa´que otros vivan. Con la dispensa que la yegua posiblemente pasaría a mejor vida, llamese otras manos con mas recurso.

En eso andaba cuando me invitaron a una lazada en la arena Rancho 4-11, estupenda arena, rodeada de árboles, tan oportunos en estos días de intenso e inhabitual calor en Saltillo, el piso de real arena que no levantaba ni brisna de polvo, alrededor de 30 novillos para 12 parejas de lazadores, como cereza del pastel, anduve muy certero en los lazos no obstante que tenía cerca de un mes sin practicar. El virus de la lazada se fortaleció en mí y provocó que los nocivos pensamientos abandonaran mi mente.

Total, no pasa de que en vez de un cabrito me coma solo una paleta y en lugar de buchannans tenga que tomar "chiflin" o cool aid. Nada del otro mundo pero bajarme del caballo si que sería una desgracia y tal vez para siempre.

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