viernes, 10 de septiembre de 2010

Ahi pa´la otra.


Con la nostalgia de que mañana sábado será el desfile anual de la cabalgata Sabinas 2010 a la que por diversas razones no asistiré, me senté en una banca de la plaza de Ramos Arizpe a ver pasar a mis muy remotos paisanos y posibles parientes.

En el año de 1183 partió un grupo de colonizadores de una comunidad Ramosarizpense llamada Santo Domingo a los que mi antepasado Don Manuel Antonio Cordero y Bustamante, en su carácter de Gobernador otorga a este contingente su establecimiento en la región aledaña al Río Sabinas, enclavado en el semidesierto, región agreste y despoblada en aquel entonces.

Con la actitud y determinación que caracteriza a la gente que vive en un medio ambiente hostil los migrantes se establecieron y desarrollaron lo que en un inicio fue la próspera actividad ganadera símbolo del norte del País, posteriormente el comercio y la minería harían de Sabinas y la Región Carbonífera una zona representativa de lo que puede hacer el trabajo y la tenacidad, el amor a la tierra.

Sentado en una banca de la plaza recordé años idos en que participamos en esta conmemorativa cabalgata de una semana de duración, de 320 kilómetros a través de la arena del desierto teniendo como fiel compañia a las liebres, víboras, coyotes y de la flora representativa: gobernadora, cenizo, huizaches. Noches de cerveza y música a la luz de la luna y de la fogata del cocinero, amaneceres a 27ºC y largos días en los que la travesía se hacía a una temperatura constante de 40ºC. Paisajes que en lo tedioso guardan una belleza que sólo quien ama el campo la puede descubrir; un clima que en su inmisericordia sólo aquel que aprecia lo que éste significa lo puede disfrutar. Soledad, amistad, dificultades, solidaridad, vida, vivir es lo que significa esta travesía que recuerda la aventura que nuestros antepasados emprendieron en busca de su tierra prometida.

Esta vez por muchas razones no estaré en la cabalgata Sabinas 2010, una de ellas es de que por lo pronto no tengo caballo, entonces las otras razones ni para qué enlistarlas. Como dijo el Piporro: "otra vez será"...



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