lunes, 10 de agosto de 2009

No voy.... me llevan


Platicando com mi sobrina Elva María, criticaba que me hubiera convertido en un ciudadano saltillense olvidando según ella mis raíces Palauenses. Nada más erróneo que su aseveración. Su idea se basa rusticamente en que mis visitas a la casa de mis parientes es muy esporádica dejando de lado que las responsabilidades y causación de gastos inherentes al viaje pudiera ser una causal mas impactante en dichas ausencias.


De mis raíces solo tengo recuerdos agradables, mi niñez transcurrió felizmente entre asistir a la escuela primaria y pasear todas las vacaciones en la bici.

La adolescencia aún más interesante, ya en la secundaria, con muchas más actividades por desarollar incluyendo jugar basquetbol, tocar en la banda de guerra de la secu, haber sido presidente de la sociedad de alumnos de la misma intercalando todo esto con tener que chamuscar nopal para la alimentación de las vacas, limpiar los corrales de las vacas que por cierto el parámetro productivo individual era: 3 carretillas de cagada por 1 litro de leche.

Posteriormente la prepa la hice en Saltillo y sobrevino la temporal ausencia de la patria chica.

He tenido la suerte de conocer varios lugares de la República y confirmar que es un país único, cada región tiene características que las convierte en especiales.

Por eso pienso que uno es de donde le vaya bien, donde se le acepte, donde consiga los elementos para sacar adelante a su descendencia y procurarles no lo que uno no tuvo sino lo que quisieramos que tuvieran. Una ocasión me dijo una señora:-Ustedes no son de Palaú, ustedes son de Rancherías-. Nunca lo había visto así pero me dio mucho gusto, no el ser de Rancherías sino el hecho de que al menos una persona nos considere sus coterráneos, sentir el afecto de alguien a quien ni siquiera conocemos pero que las raíces nos otorgan el sentido de pertenecia.

En la foto no alcanzamos a salir Elva María y yo, esa ocasión en que se creció el Río Sabinas y como máximo evento me llevó a contemplarlo, de paso comento que me compró un algodón de dulce para amenizar nuestra estadía. Todo un suceso.

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