El señor de los trailers fue durante mucho tiempo empleado de "Autobuses Anáhuac", empresa que en épocas pasadas constituyó un monopolio transportador de personas sobre todo en el noreste del País. Bueno, pues el señor de los trailers como amigo mío me agredía con anécdotas que recordaba de aquellos tiempos, sobre todo una en que entre risas y carcajadas me platicaba sobre el representante legal de aquel negocio, que muy bien vestido y con portafolios era el responsable de resolver las situaciones que involucraban problemas o accidentes de tránsito de los ataúdes rodantes, (perdón), de las unidades de transporte.
Me comentaba que en una ocasión vio el contenido del portafolio y que en lugar de documentos oficiales y/o de apoyo legal el tal representante sólo traía periodicos viejos y lápices sin punta. Era de creerse que una empresa de tanta importancia resolviera sus problemas con la mayor facilidad (poderoso caballero es Don Dinero) y probablemente dicho sujeto se apoyaba en tal argumento; el portafolio servía como amedrentador de ingenuos. Engañabobos decía mi Madre.
La agresión hacia mi persona la sentía porque en su momento el señor de los trailers me acompañaba a resolver situaciones de la empresa donde laborabamos, situaciones que tal vez a él le parecerían dificiles pero que no requerían más que hacer acto de presencia para darles salida. En seguida aparecía la anécdota ya conocida.
Ayer, en actividades partidistas, las cuales desempeño voluntariamente y con gran gusto, estuvimos con un sector de la población; mi función en las reuniones era dar a conocer a los asistentes un mensaje de nuestro líder político, el mensaje estaba por escrito y había que leerlo.
Por alguna extraña razón al llegar mi turno, el mensaje se traspapeló, para lo cual hube de tomar una hoja en blanco y procedí a leer el mensaje, cuyo contenido conocía por haberlo leído previamente.
En camino a mi casa, volví la mirada hacia afuera del vehículo, escondiendo de mis compañeros una sonrisa nostálgica. Si el señor de los trailers hubiera estado presente...
Me hubiera gustado que mi amigo estuviera ahí para que comprobara que nuestras actividades son muy, muy en serio y que son benéficas para la población.
Me regalaron una cartera negra de " maestra" pero acabó llena de narices postizas, muñecos, pinturas, gomas de borrar y zarrios que se mezclaban con los papeles. Finalmente dejé la cartera para los ministros y uso grandes bolsas de colores, que van más acorde con mi personalidad. Pero mis labores son también serias...
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