lunes, 2 de agosto de 2010

Más antes.


Dicen que las comparaciones no son buenas pero ahi va:

1º de Mayo corría, del año 1982 (me acuerdo), estabamos tristeando afuera de la casa de Alejandro Lucio alias el Nano (finísima persona), nadie de los presentes traía troca para ir en busca de aventuras, cundía el desanimo toda vez que nos cayó la noticia de que en Las Esperanzas, Coahuila habría rodeo, no obstante que la nublazón anunciaba lluvia.

Oh Providencia ! que no abandona a los hombres con fe, mucho menos a los que persisten. Atinó en ese momento a pasar por ahí alguien a quien no recuerdo pero que de alguna manera convencimos de que nos llevara hasta el rodeo al cual pretendíamos asistir sin ninguna idea fija, sólo por pasar ese Día festivo.

Lo que hoy, a la distancia se me hace interesante es que nadie reparó en las condiciones físicas ni mecánicas del vehículo; todos, como un solo hombre nos trepamos a la troca, eramos como seis personas incluyendo a un anciano, abuelo de uno de los elementos, escogidos todos como de un catálogo.

Primer paso: comprar un cartón de cerveza para hacer más ameno el viaje. En el trayecto nos sorprendió la lluvia la que no nos disuadió de continuar con nuestra misión.

La suerte seguía de nuestro lado, por alguna razón al llegar al rodeo no había jinetes para realizar el evento así es que caímos en blandito, inmediatamente el Nano concretó las condicione$$ de nuestra valiosa participación y darle que es carne asada.

Con lo devengado por nuestro excelente desempeño compramos cerveza para el regreso, ya sin lluvia y con mucho mejor humor por la tarde tan divertida que tuvimos.

La troca que nos llevó y nos trajo es algo así como la de la foto.

Ahora los jinetes no se desplazan si no es en Vagón con clima y los gastos pagados.

Creo que las comparaciones no son buenas pero yo no estoy comparando, nomás estoy platicando.

1 comentario:

  1. El día que me quejé de mis 160 kilómetros diarios en una carretera mortal, llena de camiones y locos al volante, donde yo circulaba tiritando de miedo, cuando no habían construído la autovía, una maestra veterana me contó que para ir a su escuela en el Norte,cuando era joven, ella tenía que recorrer varios kilómetros en autobús y un viaje en barca de remos, cada mañana... en fin, ahora, en mi nuevo destino, tardo veinte minutos, autovía y un plis plas. Como cambia todo...

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