jueves, 2 de julio de 2009


La foto muestra el característico paisaje de la Tierra Caliente Michoacana, región tan cálida así como infértil y productiva a la vez, geografía preponderantemente ganadera con inversión monetaria orientada a la agricultura. Paisajes que había yo de recorrer una y otra vez y siempre a pie ya que la topografía no permitía el desplazamiento en camioneta.

Revisar físicamente un sembradío como el de la ilustración y lo típico al terminar esta y preguntar donde se localizaba la siguiente área sembrada: -no ingeñero, la otra siembra está al voltear ese cerro-. lo cual significaba 5 ó 6 kilometros de distancia con sus subidas y bajadas. Pues a ver, había que realizar la obligada caminata.

El objetivo era verificar que efectivamente hubiera áreas sembradas, toda vez que el gobierno federal había habilitado los insumos para esta actividad.

Dentro de la misma región me tocó asegurar (seguro ganadero) ganado bovino y equino. Con el bovino no había mayor problema, siendo semovientes mas dóciles se reunían con relativa facilidad no siendo así con los equinos.

Pero mi imaginación estaba muy lejos de medir las habilidades de los rancheros de la región, estos se dividian en grupos montados a caballo, mula o macho que desempeñarían labores específicas a fin de capturar a los mulares o caballares. Mientras unos se dedicaban a localizar los animales ,otros(yo entre ellos) hacíamos "sombra" en lugares predeterminados, los más hábiles con el lazo se escondían entre los huizaches. Entonces lo espectacular: se venían los rancheros arreando uno o dos caballares, logísticamente pasaban entre los que hacíamos "sombra" e inmediatamente salian los lazadores de su escondite para sorprender a los animales, ya lazados procedía a marcarlos para su posterior identificación.

No hace el que puede sino el que quiere y esta gente ante lo menguado de su economía resolvía sus necesidades con creatividad .



Lazos a campo abierto hay muchos, nunca como los que vi en Tierra Caliente.

al principio fue el jaripeo


La yeguada entraba al pueblo por entre sus polvosas calles, solo el ruido de los cascos contra el suelo advertían a los pobladores de la incursión de los animales, arreados por auténticos vaqueros desde el ejido "Santa María", Mpio. de San Juan de Sabinas. Pasaban por entre las sinuosas calles de Palaú hasta llegar al parque deportivo CUPSA donde previamente se habían instalado los corrales para realizar el jaripeo. Entonces se podía ver el espectáculo de conduccion del ganado desde el interior de las casas, dicho método de transporte en aquellos años 60´s era el mas común ante la escaces de transporte automotor, además de una demostración de las habilidades de los vaquero del ejido, comandados entonces por Pascual Escobar, hijo del Tío Jesús Escobar.

La yeguada a jinetear llegaba aproximadamente a las 13:00 hs para iniciar el jaripeo a las 17:00 hs. una organización impresionante, los jinetes se reclutaban minutos antes del espectáculo, claro eran jinetes de verdad, gente que sabía su oficio.

El caporal impecable y elegantemente vestido: pantalón negro, chaleco negro, guantes negros, sombrero negro y camisa blanca. Aqui cabe mencionar que el sombrero negro solo lo utilizaba la gente de cierta categoría dentro del argot ganadero. Este supervisaba la fluidez del espectáculo, coordinaba la secuencia de los jinetes y procuraba sobre todo que no se maltratara a los animales.

Los premios a los jinetes eran generalmente el aplauso del respetable público, ni pensar en un estímulo económico, las ganancias eran para algún bien común de la población, alguna escuela, la iglesia o algun plan de mejoramiento del pueblo.

Al término del evento se desarmaban los corrales, previa salida de los animales los cuales eran conducidos de regreso al ejido a través de las calles sinuosas y polvorientas, sin más aviso a los pobladores que el ruido de la arreada y la noticia de que había acabado el jaripeo, todos a resguardarse en su domicilio a fin de evitar cualquier incidente.